domingo, 10 de abril de 2016

Antes tenía de todo.
Ahora soy un hombre hueco.
Antes rebosaba de cosas y ahora no tengo nada. Y antes llenaba otras cosas con mis cosas y ahora soy como un... chifonier viejo y vacío en una habitación oscura.
Primero fueron las llaves y luego el aparcamiento del coche. El otro día los fogones encendidos y comida en los cajones del armario y calcetines en el congelador.
Las cosas se fueron desparramando por el camino, lentamente y de manera desordenada. Una noche perdí el amor y a la mujer que dormía a mi lado. Y al otro día unos chicos me cogían de las manos, con fuerza pero sin violencia, y decían “papá” pero yo solo quería salir a respirar el aire fresco de la madrugada.
La luz del día me traspasa, me inunda un instante y luego se va, pero casi todo es oscuridad aquí. La oscuridad y un niño que a veces viene y me dice cosas agradables, que me hace gestos y sonríe; hay algo conocido en él.
Y sigo hueco en esta habitación, con esta mujer que pregunta cosas: día, año y qué presidente manda… ¡y a quién le importa si las cosas que me dicen entran y luego se caen a mis espaldas!
- A ver, memorice las siguientes palabras: bicicleta, cuchara, manzana – dice la mujer de blanco. Pero yo sigo hueco.

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