domingo, 29 de agosto de 2010

De mis reflexiones de todo a cien.

Los tiempos cambian y uno no tiene siempre claro si será para bien o para mal.

Ahora nos toca vivir,(en esta latitud y longitud del globo terráqueo, claro), el tiempo de lo politicamente correcto en el que la semántica se ha vuelto arma imprescindible para desenvolverse con soltura y cinismo;pero en cambio a la gramática se la ningunea y humilla constantemente como sucede con aquellos que amparados en la excusa del número limitado de caracteres de su juguete tecnológico, se refugian en su ignorancia y comprimen y destruyen las palabras hasta convertirlas en una sucesión de signos impronunciables. De los signo de puntuación mejor ni hablar y con el acento gráfico deberíamos asumir la derrota y claudicar, (yo mismo reconozco que soy incapaz de memorizarlas cuatro reglas básicas de la acentuación y que escribo de "oído").

Pero a lo que iba, que pierdo el hilo de mi argumento: la semántica.

La semántica se define, según la R.A.E, como un adjetivo, perteneciente o relativo al significado de las palabras.

Por ejemplos como el que propondré a continuación es por lo que me maravillo con la semántica.

Es curioso oir en boca de alguien con mentalidad empresarial, mentalidad forjada a golpe de Euro y Másters en ESADE, redefinir el obsoleto concepto de "mano de obra" para rebautizarlo como "fuerza de trabajo" que suena más dinámico e integrador con el único fin de convencernos que la empresa - madre amantísima - necesita de tu amor y de tu fuerza para sobrevivir, aunque personalmente creo que para este concepto ya existe una palabra y esa es la de "accionista"...

Pero esto sólo es un ejemplo más.

El objetivo final de esta corrección politica y semántica es el de no ofender a nadie porque llamar a las cosas por su nombre se ha convertido en un deporte de riesgo y puede ser pernicioso para aquellas epidermis finas y delicadas que se pasan los segundos midiéndolo todo con pie de rey. Pero resulta que pese a tanto esfuerzo y dedicación todo lo que digamos para evitar ofender a nadie acaba ejerciendo un efecto rebote y nos explota en la cara producto de nuestra condescendencia. Y así en un bucle infinito.

Personalmente yo prefiero seguir siendo un gordo con barba y gafas, a un obeso de rostro hirsuto portador de lentes...y mandar "a tomar por el culo" a más de uno y que se cabree conmigo algún colectivo integrista de lo suyo porque vea en esta frase hecha y tan tradicional una muestra de afecto y por ende se queje de su uso peyorativo para vete a saber quién o como insulto, que es lo que es.

3 comentarios:

Dr. Deferiensia dijo...

Sobre la manipulación del lenguaje para fines políticos, nada como leer 1984.

A ver si nos vemos, si todo va bien en breve viviremos en el mismo pueblo, ya te contaré.

UY! Palabra clave: Chanket

J-vol dijo...

Hola!! Estoy al corriente, más o menos. A ver si todo os va bien!!!Ta luego!

El Andariego dijo...

Muy interesante su proclama contra los eufemismos, le doy toda la razón, el departamento de Personal ahora es el de Recursos humanos. Los recursos del capital...
Un abrazo J-vol.