martes, 25 de diciembre de 2012

PESADILLA ANTES DE NAVIDAD


PESADILLA ANTES DE NAVIDAD

 “Antes de que preguntéis por ella os diré que no vendrá, ya no vendrá nunca más”, y nadie preguntó nada el resto de la noche.

 Apenas un par de horas antes habíamos estado echándonos reproches y repartiendo fotos: yo me quedé con los negativos y ella con todo lo positivo. Intercambio de recuerdos y de miserable mediocridad. Abajo en la calle, en el maletero del coche, una botella de cava y dos copas de cristal custodiadas por un bonito estuche de madera y terciopelo esperaban pacientes. Íbamos a brindar por el perdón, la redención y el amor eterno. Luego romperíamos las copas para sellar la promesa, como seguramente vi que sucedía en alguna perniciosa película romántica, (Hollywood nos hizo tanto daño). Las copas llevan décadas adornando una vitrina en casa de mis padres.

 Tampoco hicimos el amor aquella noche en el asiento trasero mientras en el radiocasete del coche sonaba “Stop” de Sam Brown.

 Al encuentro de amigos de aquella noche llegué solo y antes de tiempo. Por el camino el volante del coche supo encajar mi frustración. Era un buen volante de cuero, y como los guantes de un boxeador, resistente a los golpes. Sam Brown saltó por la ventanilla y se desmontó al chocar contra el asfalto y quedó allí, desordenada y hecha una maraña de cinta magnética; un coche que venía detrás acabó con su agonía…” All that I have is all that you give me.”

 Durante la cena todos los amigos brindemos con cava y copas baratas de vidrio: ¡Feliz Navidad!

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