Debe haber
en todo lo que hago un propósito, como en la equidistancia emocional que
mantengo entre el dolor y el placer al moverme por los vericuetos de los
sentimientos, pero desconozco cuál es. Entonces lo fácil es dejarse llevar por
los acontecimientos desde el convencimiento de que todo lo que sucede te es
ajeno. Y se reviste de teflón el alma para que lo que se estrelle contra ella
resbale, aunque siempre fracase en la intención.- Y este es el tipo de
chorradas que gusta a los jurados compuestos por pretenciosos y eternos
opositores a escritores, pusilánimes de facto, que por creer que enrocarse en
palabras absurdas en forma y contenido hacen del que las suscribe una especie
de literato. Y una mierda pinchada en un palo.-
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