¿Quién sino tú para darle sentido a todo lo que te rodea?
Quizás todo existe porque tú haces que exista con tu tacto, con tu mirada, con tu olfato. Si tú no estás de qué te sirve que el mundo siga girando.
La angustia hizo que tú inventaras el tiempo. Con la esperanza de romper con la continuidad inventaste el año nuevo, pero solo para que, como la cola del vestido de una novia que va borrando todo rastro del pasado a su paso, aquello que te perturbó quede atrás, desparezca, al marcar un número en un calendario. ¡Con que tan poca cosa te conformas!.
Pero en tu fuero interno sabes que lo único que marca el paso del tiempo es la distancia que existe entre todo aquello que un día te hizo feliz y la noche de hoy.
No obstante te deseo un feliz Año Nuevo porque yo también, como tú, necesito de las convenciones para no volverme loco... aunque tengo la certeza de que el día en que muera, el Sol también dejará de salir para tí.
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