En esta vida hay que ser moderado: beber con moderación, comer con moderación, fumar con moderación y, en el mejor de los casos, follar con moderación.
Pero la moderación, lejos de ser una virtud, es un estilo de vida autoimpuesto, quizá por cobardía o bien para no despertar sospechas en esta sociedad que enzalza el histrionismo en todas y cada una de sus facetas.
Uno es o se reconoce moderado con el fin de no llamar la atención y, en consecuencia, declararse libre de toda envidia pero también de compasión fingida, por eso a la pregunta de "qué tal estás", siempre hay que responder que "moderadamente felíz" para fastidiar al que mal te quiere y desubicar al cotilla, pues a nadie más que a uno interesan sus éxitos o sus penas.
1 comentario:
Falso. Los amigos se alegran de tu desbocada felicidad y se lamentan de tu mas ligera tristeza.
Es lo que se llama apreciar a alguien de verdad, aunque esté lejos.
Publicar un comentario