lunes, 31 de octubre de 2011

Todos los Santos, otra vez...

Conozco la historia porque Carol Anne me la contó. Empezaba como la típica historia de fantasmas que se cuentan los adolescentes: un desamor, ella que se suicida cuando se siente traicionada, el regreso del fantasma de la muerta clamando venganza, el chico traidor que muere en extrañas circunstancias.
En el fondo se trata de una historia con su moralina, pues el chico traidor, que era un fanático religioso, pero con la doble moral tan propia de los norteamericanos, no queria tener sexo con la chica enamorada de él. Pero en cambio iba fornicando por ahí.
El fantasma de la chica se vengó y descansó en paz. El cadáver del muchacho finalmente apareció en la curva de una carretera, (como no), descuartizado. Ahora dicen que se aparece a todas las muchachas frívolas que buscan sexo rápido la noche de Todos los Santos al grito de "Cada vez que menstruas estás desperdiciando una vida", y las deja embarazadas con un ligero roce de la cebolleta. Tened cuídado.

domingo, 30 de octubre de 2011

Cuentito para Halloween, antes conocido como "Todos los Santos": El caldo de la abuela"

Ella dice que escucha a Jorge Negrete, Antonio Molina y alguna canción de Manolo Escobar, que es como una radio que tiene en la cabeza. Pero en realidad la abuela está diagnosticada de “tinnitus” desde que empezó con lo de la sordera. Al principio era como un susurro, como si hubiese un escape de gas o alguien le soplase en la oreja, pero ella, con el paso de los años, decidió que prefería escuchar la de Soy Minero o la de Méjico Lindo y Querido: así no se estresaba. Y todo esto muchos años antes del “emepetres” .

Pero la abuela da la impresión de que es sorda solo para lo que quiere, la muy puta. Estoy convencido que, aparte de escuchar coplas, ha aprendido a leer los labios. Al menos los míos. O quizás lo que es peor, que posea una suerte de telepatía, la muy bruja. La verdad es que la vieja sabe como tocarme bien los cojones.

“¿Qué, ya vuelves de las putas?” Me dice cuando regreso a casa por las mañanas después de doce horas frente a una máquina troqueladora. Ahí está, recién levantada , con los ojos legañosos y con ese olor a pipí que la acompaña a todas horas, sentada en su viejo sillón orejero de “escai” . Y así cada día durante todo el mes que me toca el turno de noche. Su hija, mi mujer, dice que no le haga mucho caso, que es que es muy mayor y tal. Pero casualmente este mes pasado mi mujer me ha llamado un par de veces a la fábrica con excusas de lo más peregrinas. Cierto es que siempre llevo el móvil desconectado, sobretodo cuando voy de putas, claro, pero esa no es la cuestión. La cuestión es que la vieja me hace la vida imposible y estoy harto.

La idea me sobrevino así, de repente, en el Mercadona, en la sección de precocinados. “¿Y sí..? Pero no...es una locura“, me dije. Pero lo que son las cosas: ahora estoy aquí, en esta tesitura y la idea ya no me parece tan descabellada.

Y aunque tengo tiempo suficiente, (mi mujer se ha ido a pasar el puente a casa de su hermana), dudo un poco qué hacer con el cadáver de la vieja. Puedo llamar y decir que ha sido un accidente pero, por mucho que limpie el bastón y el suelo, estoy seguro de que encontrarán restos de sangre en algún sitio con esa luz fluorescente que utilizan los del CSI o como se llamen aquí. Se ha puesto todo perdido de sangre con esa mierda del Simtrom que toma la vieja. No dejaba de sangrar mientras la golpeaba...”¿Qué? ¿No oyes ahora a Antonio Molina diciendo eso de “el abueloo fue picaaaoooor“, vieja bruja? ¡Que pedazo de cabrona! “

Por ahora no se me ocurre otra forma de hacerla desaparecer que no sea cortándola en trozos y cocinar las partes blandas y después llevarlas a una perrera o tirarlas por el bosque para que se las coman las alimañas. Lo único que tengo claro es que con sus huesos haré “ El Auténtico Caldo de la Abuela“...