viernes, 24 de abril de 2009

"La mujer que no amaba a los hombres gordos que sueñan con un mechero, un puro y un barril de cerveza a la sombra del viento que hace en donde juegan los ángeles". Anatomía de un Best-Seller.


Hola. Soy guapo, el dinero para mí no es problema, mi profesión es una que todo el mundo envidia y todas las mujeres me desean sexualmente: soy el protagonista de un "Best-Seller".

Pues sí, señoras y señores: así es mi vida.

Y probablemente en los próximos capítulos del nuevo libro de un celebérrimo autor superventas en el Día del libro, me encontraré inmerso en alguna extraña trama, que me llevará hasta una antigua iglesia, la cual tiene una biblioteca oculta en la que se halla un viejo libro, incunable por supuesto, custodiado por alguna secta vinculada a los legendarios Templarios i/o Illuminatis, (los Masones ya han pasado de moda), que en su día tuvieron tratos con el mismísimo Lucifer, a su vez autor del libro en cuestión y que fue escrito antes de que Nuestro Señor lo enviara al infierno de una patada en el culo y, ya se sabe, que de aquellos polvos vienen estos lodos. Y hablando de polvos: para polvazo el que le echaré dentro de pocos capítulos a la co-protagonista de esta truculenta historia. Rodaremos por la cama, por el suelo, por las paredes y por el techo si fuera necesario, hasta acabar abrazados frente a una chimenea y con lágrimas en los ojos de tanto amor que sentimos el uno por el otro. También habrá un perro muy peludo y la cabaña estará incomunicada por la nieve. Ella tendrá un pasado difícil que la persigue y que será clave para desentrañar el misterio que envuelve el asesinato del tipo millonario que me contrató para investigar el paradero del padre de la joven que me acabo de zumbar y que, casualmente, era quien tenía el documento que indicaba el emplazamiento exacto de la reliquia que guarda la clave necesaria para descifrar el códice que, por casualidad y después de muchas muertes, asesinatos horrorosos, viajes a Europa, Asia , Sudamérica, Oceanía y Lliçà de Vall, resultará que estará colgada del cuello de la co-protagonista de esta historia y será una joya que heredó de su hermana mayor muerta...

¡Tomen aire!

Lo siento pero es que se me acumulan las frases subordinadas de yuxtaposición al querer resumirles la trama de esta novela. No sé hacerlo de otro modo. Al fin y al cabo no soy escritor. Igualmente me reitero y les pido mis más sinceras disculpas, pero el tiempo apremia. Continúo.

Como enseguida se intuye, la chica co-protagonista es un poco así, rarita, para que ustedes me entiendan. Probablemente sabe un huevo de matemáticas, informática y numismática a pesar de su juventud y de no haber aprobado la ESO, y eso, valga la redundancia, miren ustedes que llega a ser difícil pues hoy en día se les deja pasar de curso... ¡con cuatro asignaturas suspendidas!.
A lo que iba, que me estoy yendo por los Cerros de Ubrique - si es que los tuviera. Mi co-protagonista es una chica liberal, de esas que dicen que se enamoran de las personas independientemente de cual sea su sexo, lo cual quiere decir, entre ustedes y yo, que esta tía se folla todo lo que se mueve, le da lo mismo carne o pescado, animal o cosa: ella se queda tan ancha. Pero claro, conmigo hallará el verdadero amor que la redimirá de sus zoofílicos pecados y además conseguirá superar el odio que sentía hacia su padre: Juan Simón.

Era Juan Simón un tipo bastante dado a la bebida, (le encantaba la cerveza), fumador de puros y, a su vez, un hombre de gran peso en la sociedad, quiero decir que era tan gordo que cuando salía por televisión se le veía en todos los canales, por poner un ejemplo que roce la hipérbole.
Pues resulta que Juan fue a dar con sus huesos en la cárcel por recalificar unos terrenos que la Diócesis iba a destinar para ampliar el Camposanto aprovechándose de su doble condición de enterrador y concejal de urbanismo - ya se sabe que en los pueblos pequeños hay que hacer de todo.
Nadie se hubiera enterado del percal si no llega a suceder lo que entonces aconteció.
A los pocos años de la construcción de unas casitas a tres vientos muy cucas, se observó un extraño fenómeno paranormal. Una vecina le aseguró a su marido que sufrió un episodio de BILOCACIÓN cuando éste le dijo que la habían visto revolcándose en la era con Lisardo el pastor. La mujer le juró a su hombre que ella no era ella, sino una proyección astral de su ser que se le escapó mientras estaba pelando rábanos en casa sentada en el sillón, frente al televisor, viendo el programa de Ana Rosa Quintana. Este tipo, asombrosamente, se lo tragó. Pero preocupado porque este asunto se continuó repitiendo, empezó a interesarse por los temas paranormales. Recordó que una vez vio una película en la que pasaban cosas extrañas en una casa porque había sido construida sobre un antiguo cementerio indio y pensó que algo parecido podría estar sucediendo en su casa al encontrarse tan cerca del camposanto.

Lo que descubrió, removiendo papeles en el ayuntamiento y en el registro de la propiedad, fue una trama urbanística de un par de pelotas, que su mujer le había puesto unos cuernos más grandes que una catedral y que en el pueblo no habían indios.
Este asunto fue el fin de la carrera política de Juan Simón. La Diócesis lo denunció y estuvo una buena temporada en la cárcel.

Toda esta historia afectó muchísimo a su hija mayor que quería ser monja, - hay que ver... el padre estafando a la Iglesia -, y le causó tal disgusto que se fue marchitando y consumiendo hasta que un día estiró la pata, la pobrecita, de tanta pena. La co-protagonista del libro juró que jamás perdonaría a su padre por todo el sufrimiento que le causó a su hermana: lo odiaba.

Cuando Juan Simón acabó su condena se vio muy solo y perdido. Su hija se murió de pena y él, que sabía que la causa había sido, supo que murió siendo buena. Enterraron por la tarde a la hija mayor de Juan Simón. Hay que recordar que era Simón en el pueblo el único enterrador, como ya he dicho, así que él mismo a su propia hija al cementerio llevó y el mismo cavó la fosa murmurando una oración. Y como en una mano llevaba la pala y en el hombro el azadón, la gente le preguntaba que de dónde venía y Juan Simón respondía que era enterrador y que venía de enterrar su corazón.

Miren ustedes como fue la cosa de comentada en aquel entonces que hasta se compuso una copla que llegó a ser interpretada por grandes cantantes de la época, desde Angelillo hasta Antonio Molina y últimamente está siendo fusionada con otros estilos como el "Soul" y el "Perrea-perrea" por un grupo músico-vocal que se hacen llamar "Los Pelos del Pitingo" y que es todo un éxito en los hoteles de Benidorm.
Pero la hija pequeña - y futura co-protagonista de la novela- jamás pudo perdonar a ese hombre, su padre, que bajo la atenta mirada de la estatua de un ángel que custodia la lápida de la tumba de su hermana, se lamentaba de su mala cabeza y su avaricia el día del entierro. Y para que cuadre la historia con el título de la novela añadiré que ese día hacia un aire que te cagas.

Y es por este motivo que la co-protagonista de esta historia odia a los hombres gordos, que beben cerveza y fuman puros a la sombra de la estatua de un ángel que custodia una tumba un día de mucho aire, fíjate tú la tontería.
Así, gracias a esta anécdota o subtramas, ya tiene este folclórico autor su pretencioso y llamativo título para su nueva novela, un poco cogido por los pelos, eso sí. ¿Ven ustedes la relación? ¿Sí?
¿Seguro?

Pero no perdamos de vista el auténtico nexo de unión de todas estas tramas, el "leitmotiv" de esta historia. Se trata, ni más ni menos, de un documento hallado en el monte Ararat, cerquita del Arca de Noé, según se escupe a la derecha. Es un papiro escrito con caracteres arameos que es la prueba de paternidad que una inteligencia superior y de otro planeta, (inteligencia y planeta Tierra son conceptos contradictorios por eso la inteligencia superior siempre es de otro planeta, ¿me explico?), que le realizó a San José y que asegura en un noventa y nueve coma nueve período por ciento, que José fue el padre biológico de Nuestro Señor Jesucristo y no la Blanca Paloma como dicen las Santas Escrituras. Amén. Se preguntaran ustedes el porqué de este absurdo, ¿no? Pues muy fácil: por que es condición "sine qua non" cabrear a los fieles de alguna de las grandes religiones del planeta, (a ser posible todas a la vez), para que el libro se venda como churros un Domingo, día del Señor, por la mañana. Amén otra vez.
Es un best-seller a todas luces pues tenemos asesinatos, sectas, sexo, "flash-back" con momentos de gran carga emotiva y protagonistas guapos, ricos y con dineros.

Fin del resumen de la novela.

¿Siguen despiertos? ¿Están todavía ahí?

Pues quiero decirles que se acabó. Hasta aquí hemos llegado.
Estoy hasta la mismísima polla. Quiero que me dejen tranquilo una temporada larga. ¡Es que no me dejan vivir en paz!

Cada vez que intento fundirme con el No-ser que habita en lo etéreo y nadar por el relajante líquido amniótico del Mundo De Las Ideas, llega un gilipollas, como el que está escribiendo esto, con ínfulas de gran literato, me arranca violentamente de mi hogar y me obliga, otra vez, a caminar por los lugares más comunes y manidos de la literatura universal... ¡el muy soplapollas!
¿Es que ya no queda nadie que sea capaz de escribir un libro sobre un tipo normal que se despierta transformado en insecto? ¿O mil páginas de "monólogo interior" y paralelismos intrínsecos con una obra clásica griega? ¡Ay, Señor! ¡Eso sí que era escribir! ¡Con dos cojones! Y después los intelectuales de gafas de pasta a debatir sobre si el autor quiso decir esto o lo otro. Pringados.

Me declaro en huelga. No voy a esperar a que haya un Expediente de Regulación de Empleo tan de moda estos días en su planeta, señoras y señores. A partir de ahora mismo desapareceré del Mundo De La Ficción y ya les pueden ir dando mucho por el culo a las Musas cuando vengan a buscarme. Anda que no me voy a reír viéndoles a todos ustedes, frente a sus Blogs, Facebooks, folios, libretas Moleskines y etcéteras varios, temblando como niños por el terror que les producirá el Síndrome de la página en blanco.
Si me necesitan, a lo mejor, no es seguro, puedan encontrarme, con la sombra en mi cintura, soñando en una baranda.

*Nota del autor de este no-relato.
En primer lugar quisiera pedirles perdón por el lenguaje soez de este personaje. Es un deslenguado. Me ha sido imposible moldearlo a mi placer para poder crear una historia que les distraiga de sus rutinas diarias y sus vidas insípidas.
Mi intención era escribir un relato lleno de largas y apasionantes descripciones, misterios y giros argumentales en el último párrafo que les dejaran sin aliento, pero me he topado con un personaje algo hostil y pendenciero que le ha dado por destripar los detalles del último trabajo para el que ha sido requerido. Se me ha escapado de las manos.
Y ahora lo busco y no lo encuentro. Les prometo, por la memoria de Don Federico García Lorca, que esto no quedará así. Les juro que si doy con él le voy a poner verde: verde carne y pelo verde.
Bueno, mis queridos lectores. Ahora les he de dejar, imagino que enfrascados es sus estimulantes quehaceres habituales, porque visto el éxito de esta infructuosa empresa me dedicaré a "fusilar" la obra de otros. Empezaré por preparar un guión para el cine sobre un excelente "Best-seller" de reciente publicación que se titula, "La mujer que no amaba a los hombres gordos que sueñan con un mechero, un puro y un barril de cerveza a la sombra del viento que hace en donde juegan los ángeles", un más que seguro éxito de taquilla.
Les veré en el cine o en la entrega de los Oscars o en el Emule. Adiós.

viernes, 17 de abril de 2009

Desdén.

Ella se burlaba de él y le llamaba mariquita porque le escribia poemas de amor. Los escondía entre las hojas de sus cuadernos: "Mi amor es una mariposa y tu eres como una rosa y cuando te miro en ti se posa".

Soledad.

Hace años que no hay beso de despedida por la mañana. Se casó muy joven con un hombre de verdad, de los que no lloran, pero fue valiente y lo abandonó la primera vez que le puso la mano encima.

Melancolía.

¿Es posible añorar aquello que no se tuvo? La respuesta apareció de repente un Sábado, limpiando un armario, en un trozo de papel dentro de un cuaderno viejo: "Mi amor es una mariposa..."

Esperanza.

En el centro comercial hay un tipo firmando libros, un poemario. Ella se acerca y cree reconocer al autor que hay sentado tras la mesa y compra un libro para que se lo dedique-Quizá la reconozca. Al abrir la tapa puede leer en el apartado de dedicatorias del autor lo siguiente:"A mi marido que supo luchar contra los prejucios de la sociedad"

-¡Maricón!-gritó.

Hay gente que no cambia.

jueves, 9 de abril de 2009

Una vez conocí a una persona que hablaba en muchos idiomas diferentes pero que le servían para poco porque no tenía nada interesante que decir. En cambio he oido por ahí que si lo que quieres explicar vale la pena existe gente que se preocupa por traducir lo que se dice. Qué curioso, ¿no?

El chico llegó a clase de inglés, se sentó, tomó su Workbook A y lo abrió por la página 12 sobre su pupitre. De nuevo tocaba improvisar.

Así se pasó todo el curso.

En verano le dijo a una chica "I love you" y le tocó una teta. Ella le regaló una sonora bofetada.

La vacaciones se acabaron y volvió a su clase de inglés y de nuevo a improvisar en las tareas.

Llegó de nuevo el verano y conoció a otra chica. Esta vez no dijo nada mientras le acariciaba una mejilla. La chica le regaló un sonoro beso. Do you know?